Un plato sin artificios, sólo puro sabor a mar, almejas, el agua que suelta la almeja, un chorrito de vino blanco, unas gotas de limón, aceite de oliva virgen extra suave (yo usé Dauro) y perejil. Simplemente buenísimo, fácil y sin ingredientes complicados.
Incluso el cubierto que hemos utilizado para tomarlas es marítimo: la concha se convierte en un cubierto-pinza: