Este es un plato muy interesante que bien podría ser de cerdo: se aprovecha y consumen todas las partes del animalillo. El carabinero, por su intensidad de sabor, muchas veces resulta un poco indigesto (por lo menos para mí, me quedo con una sensación de pesadez en la cabeza un poco rara después de chupar su cabeza), por eso va acompañado de manzana ácida que consigue contrarrestar este efecto sin reducir en lo más mínimo el sabor. atenúa el indeseable efecto y le aporta ligereza, lo cual es de agradecer. Como dije antes, se consigue aprovechar absolutamente todo, desde lo más habitual y obvio, como es el cuerpo, pasando por su esencia, que es lo más sabroso, siguiendo por las patitas y las “libélulas” (paciencia que luego se explica).
También intenté freír el caparazón, pero el resultado no fue todo lo deseable que quería: en boca se cuarteaba y no resultaba agradable.
Por otro lado conseguimos tomar en un solo plato muchos sabores distintos del mismo producto y con distintas cocciones y técnicas: la carne casi cruda, gelatinosa y parcialmente cocida, la esencia de la cabeza que nos evita el “guarreo” de chuparla y succionar, las patitas con su carne deshidratada por el calor del aceite, crujiente que te mueres. Y otra cosa fundamental: después de haber aprovechado todo al máximo, obtenemos dos subproductos que harían las delicias de cualquier “gourmand”: