Ayer estuve en el barrio de Lavapiés de Madrid buscando especias con Carlos de Averquécocinamoshoy y, después de rebuscar en varias tiendas tuvimos la suerte de encontramos una frutería que vendía esta joya que desconocía. Y claro, con mi obsesión por los cítricos no pude resistirme: Me acaban de confirmar que es cidra – parece que es un cítrico parecido pero no es cidra, esta tiene mucho más alvedo (la parte blanca de la piel), menos jugo y un olor distinto. La probé y me quedé impresionado con su aroma, es igual al de la lima kaffir (foto inferior), una lima típica de Tailandia, sólo que ligeramente más suave. No os podéis imaginar la alegría que me causó, con lo que me gusta y lo que cuesta conseguirla (en Madrid, imposible – en Barcelona la podéis encontrar en el supermercado asiático Extremo Oriente, en Balmes, 4). Y ya tengo sustituto. Si tenéis oportunidad de comprarla, no lo dudéis, es uno de los cítricos con un aroma más interesante que conozco, tan intenso que sólo necesitas añadir una pequeña cantidad de jugo para disfrutarla y con una piel tan aromática que dan ganas de llorar de la alegría (por lo menos yo). Si estáis interesados, yo la encontré en la en la primera frutería que hay en la acera de la derecha entrando en la calle Tribulete desde la Plaza de Lavapiés. Y a 5€ el kg. ¿Y cómo usarla?
- Hazte una ensalada verde con el jugo y la rayadura de la lima, un poco de salsa de pescado o de soja (o simplemente sal) y un chorrito (pequeño) de aceite y a correr, verás lo buena que queda.
- Aliña ligeramente cualquier pescado con unas gotas del jugo y su ralladura – sobre un poco de calamar crudo está de muerte.
- O simplemente corta 2 láminas finísimas para echárselas a un gintonic con una ginebra bien seca que dé todo el protagonismo a la lima. Verás qué pasada.