Después de hacer el osso buco recogí el jugo de la bolsa en el que se coció la carne, lo clarifiqué y dejé que enfirara formando una gelatina potentísima. Luego la rompí en pedacitos.
Después añadí unas gotas de salsa de soja, un poco de lima, un huevo pasado por agua, unos cristales de sal y bien de perejil. ¡Y en un momentito un aperitivo delicioso para la cena!
Imagina la yema rota y casi líquida sobre la gelatina, un poco de pan para untar… esto estaba de muerte!