La idea de tomar pescado secado al sol, así de primeras, para muchos españoles resulta casi repulsiva. La verdad es que en principio a mí tampoco me apasiona esta idea; sin embargo, cuando se trata de calamares y gambas secas la cosa cambia completamente. Para mí son una auténtica delicia.
Los calamares frescos se suelen limpiar de vísceras, abrir y dejar secar al sol sobre una estructura de palos de bambú hasta que pierden gran parte de su agua, consiguiendo un sabor a cefalópodo mucho más concentrado. Luego los venden en puestos callejeros y en las playas. Te los preparan tostándolos ligeramente en una parrilla de carbón para potenciar su sabor y conseguir que queden más tiernos. En Corea, donde son mucho más populares que en Tailandia, son uno de los acompañamientos preferidos a una cerveza bien fría.
Si quieres hacerlos en casa, [Seguir leyendo…]