Qué placer más delicioso comprar unos salmonetes en la costa, todavía con rigor mortis, limpiarlos bien, hacerse los lomos y las cabezas a la plancha, disfrutar del intenso sabor a marisco tan delicioso que tienen, chupar las cabezas y tomarte la carne más gelatinosa y sabrosa del pescaito, utilizar el hígado y las espinas para hacer un caldo, y finalmente, hacer las colitas y las aletas a la plancha bien saladitas y tomarlas al día siguiente de aperitivo, crujientes como si fueran patatas fritas sabor salmonete… ¡¡indescriptible!! [Seguir leyendo…]