El otro día hicimos un caldo de pollo con – entre otras cosas – huesos de contramuslos. Después de cocerlos, retiramos los cartílagos articulares (el cartílago que evita el rozamiento entre las articulaciones de los huesos) para hacer un aperitivo gelatinosísimo, aliñándolos con un poco de salsa de pescado vietnamita, unas gotas de lima, pepinillos encurtidos y un poquito de picante. Delicioso y sorprendente.
Para obtener una textura mucho más crujiente del mismo ingrediente, los puedes hacer sin cocer previamente, fritos, con un empanado ligerísimo, como los tomamos en Japón en un puesto increíblemente bueno, especializado en pollo frito.