Un plato sencillísimo y a la vez complejo: sólo necesitas un buen cuchillo, un calamar muy fresquito, y un aliño ligerísimo. La gracia está en que el aliño quede de fondo: que el aceite sólo dé untuosidad al plato, la lima, un puntito refrescante y un ligerísimo toque picante con el shichimi togarashi. Lo que más se tiene que notar es el dulzor que tiene el calamar en crudo.
Para preparlo: abre el calamar y límpialo. Córtarlo en láminas finísimas, más finas aún que un tallarín italiano:
Ahí tienes el calamar [Seguir leyendo…]