El jugo de kimchi es perfecto para fermentar cualquier otra cosa – es salado y tiene un alto contenido en ácido láctico de su propia fermentación, lo que nos salva del riesgo de botulismo y hace que enseguida empieze a hacer de las suyas (de hecho muchos kimchies tradicionales se hacen añadiendo ostras, y a veces, también gambas).
En este caso están metidos en un vasito de los de caña con la esencia líquida de kimchi y como tapa puse otro vaso encima para evitar que los berberechos entren en contacto con el aire – en la parte superior verás que sólo hay líquido entre las paredes de los dos vasos, tiene un tono mucho más ligero.
Después de un par de semanas, el jugo de kimchi, que llevaba ya tiempo burbujeando, cogió un sabor mucho más ácido y, al comer los berberechos, notas claramente un ligero cosquilleo en la boca por el gas que contienen, propio de la fermentación. Como dice Estánis Carenzo de Sudestada -, están «champaneando» .
Muchísimo más delicioso de lo que podría parecer. Y también gustó a invitados, no es una cosa tan freak como parece. Un buen aperitivo.