Lubina curadada en alga kombu

A estas alturas casi todos hemos probado pescado crudo. En concreto la lubina me gusta porque es algo grasa y tiene una textura dura y resistente, ideal para tomar cruda.

Pero me imagino que muy pocos habéis probado un pescado crudo y curado en un alga. El resultado es muy interesante y sorprendente: durante el proceso, el pescado absorbe el ácido glutámico del kombu (uno de los ingredientes que más glutamato contiene), se sala y se contagia de los aromas marítimos del alga. Además, la sal expulsa parte del agua del pescado, concentrando su sabor, dando una textura un poco más compacta y un color un poco más oscuro.

Lo más interesante sin duda es su aroma fresco a algas, recuerda al olor de una playa a la que el mar acaba de llevar algas frescas.

Si quieres sustituirlo por otro pescado, utiliza pescados de sabor neutro para que el sabor del alga  no se mezcle llegue con claridad.

No necesita tomarse con salsa de soja porque ya tiene mucho sabor, pero si quieres, puedes.

Ingredientes

  • Láminas de alga kombu
  • 1 lubina
  • Sal
  • Sake seco para cocinar
  • Salsa de soja japonesa (opcional)

 

Preparación:

Limpia el pescado, quita las espinas centrales con unas pinzas  y corta en láminas finas en contra del músculo.

Sala el pescado y deja reposar unas 2 horas.

Luego salpícalo con un poco de sake y envuélvelo entre dos láminas de kombu (previamente remojado) entre 2 y 5 horas o, sí vas a dormir, durante una noche entera.

Ya sólo queda tomarlo.

Tartar de corvina estilo sudestes asiático

Nada más fácil con las piezas que sobraron de la corvina (el final de la cola y lo poco que quedó adherido a la espina):

  • Un chorrito de salsa de pescado
  • Un poco de jugo de lima
  • Cebolleta fresca
  • Galanga rallada
  • Cilantro
  • Chiles
  • El pescado picado a cuchillo

Y macerado menos de un minutos antes de servirlo para que la carne no se cueza con la acidez.

Camarones gigantes crudos

El sábado pasado pasé por el mercado de Maravillas y encontré estas maravillas, todavía vivitas y coleando (sic.).

Al día siguiente las desayunamos tal cual, peladas, apenas rozando una salsa de soja de una calidad buenísima, de esas que tienen un tono rojizo que te dan ganas de sumergirte en ella. Increíblemente dulces, ligeramente saladas y jugosísimas.

Y para beber, té verde bien calentito. Qué gusto empezar así de bien.