Cuánto tiempo sin escribir post… bueno ya estoy de vuelta con unos pinchitos fáciles y sencillísimos. [Seguir leyendo…]
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En otras ocasiones he subido recetas de hígado de rape, pero ahora quiero explicar de forma pormenorizada cómo preparar el hígado. No nos engañemos, no es una preparación sencilla, pero como en la mayoría de los casos, un buen trabajo tiene buenas recompensas.
Lo primero que tienes que hacer es encargar el hígado en una pescadería de confianza y asegurarte de que esté bien fresco, con la piel bien brillante y con un olor no intenso (suave no es la palabra). Si está algo pasado, mejor tíralo, el hígado queda menos elástico y demasiado fuerte de sabor.
Ahí va una foto mis dos adquisiciones:
Esta es la preparación definitiva del pollo macerado en miso (o de cualquier otro producto enriquecido con esta pasta de soja fermentada, también va genial con cualquier pescado blanco). Lo más increíble es que añade al pollo un sabor cárnico buenísimo sin que se reconozca claramente el miso, parece como si sólo realzara sus sabores, añadiendo unas notas dulces y saladas increíbles.
En truqui no es nada nuevo, es un clásico de la cocina nipona. Consiste en poner una hoja de papel absorbente entre el pollo y la mezcla; de esta forma intercambian todos sus sabores, llegan a conocerse muy muy a fondo, pero sin mezclarse. Como decimos aquí, juntos pero no revueltos. Vamos con la receta que creo que se va a entender mucho mejor: [Seguir leyendo…]
¡¡¡Qué bueno por diosss!!!
La creme fraiche es una especie de nata fermentada y ligeramente ácida que, cual rey Midas culinario, todo lo que toca lo hace más delicioso, desde un guiso, pasando por una ensalada o unas fresas. Si no la conocéis os animo a utilizarla y a experimentar con ella, es una auténtica delicia. La versión inglesa, muy parecida se llama sour cream.
Las carrilleras van primero doradas a la plancha y luego cocidas con verduras (zanahoria, puerro, cebolla, un anís estrellado y clavo de olor) y una botella de oporto, luego cuela todo, reserva la grasa y reduce el caldo a un cuarto de su volumen. Mientras tanto, con la grasa, prepara una velouté con un poco de harina hasta aumentar la densidad de la salsa. Vuelve a añadir las carrilleras a la salsa, añade creme fraiche emulsiona dando vueltas y ya está.
Sirve con un poco de cebollino chino por encima, unos hilos de guindilla (ito togarashi) y un gajito de lima para equilibrar la pesadez del guiso.
El puré: para darle un punto distinto, asa 1 kg de patatas en el horno, pélalas y pásalas por un chino (y nunca en una batidora que da una textura muy desagradable como de pegamento), añade unos 150 ml. de leche entera, una pastilla de mantequilla fundida (sí, no me equivoco, de las de 250 gr. Ya sé que esto es un atentado contra las arterias, pero es la mejor forma de que queden realmente deliciosas, así que hay que tomarlas con moderación), unas 3 yemas de huevo, un poco de sal ahumada, algo de nuez moscada y mucha pimienta. Si quieres darle un punto crujiente añade unos taquitos de jamón que hayas deshidratado en una sartén durante una horita a fuego muy muy lento.
Este es un homenaje a los ramen, un plato tan maltratado por la industria de los preparados instantáneos, recurso de miles de cenas rápidas de estudiantes, que puedes tomarlas por menos de un euro y tener hecho en menos de 5 minutos. Incluso así me gustan, pero en este caso he decidido hacer un ramen con todo el cuidado y la atención que tiene un plato de la más alta cocina.
Hay millones de caldos distintos para ramen, pero los más típicos son los que están hechos con huesos de cerdo como en este caso, aunque también se suelen hacer con pollo. Como a mí me encanta el caldo de cerdo y ya sabéis los que me visitáis que soy fan del másdifíciltodavía (no resulta nada fácil encontrar huesos de cerdo en España) yo los he preparado con cerdo. Para el caldo he mirado muchísimas recetas de todos lados y finalmente he decidido hacer uno a mi gusto basado en los típicos japoneses. El caldo tiene un sabor intenso a carne a la vez que permanece de forma clara las notas ahumadas del dashi y el sabor tan placentero del umami.
La base siempre tiene que tener el punto de umami necesario para conseguir este delicioso sabor. Siempre se usa alga kombu, pero en esta receta he incluido un sinfín de ingredientes que dan este sabor: shitake, katsuobushi, kombu, pollo, salsa de soja, mirin y sake, dando un resultado mucho más redondo y completo. Además, mi amiga Miya me comentó que en muchas tiendas de ramen de Japón se le suele añadir un poco de salsa de pescado tailandesa para aumentar aún más el umami, así que también le eché un chorrito. Otros ingredientes: cerdo o pollo (o ambos) y cebolla, ajo, zanahoria y otras verduras.
Hay un montón de variedades dentro de estos subtipos, los más clásicos son los que se aderezan con miso, típicos de Sapporo, la ciudad donde más fama tiene este plato, con salsa de soja, típicos de Tokio o con sal. Casi siempre van acompañados de lomo de cerdo (obviamente no adobado) cortado muy finito, puerro o cebollino chino, huevo cocido y algas nori.
Yo lo he preparado con una panceta cocinada a baja temperatura que está increíblemente deliciosa (no por nada la he llamado tocino del cielo), lomo de cerdo en láminas finísimas, un huevo onsen (o balneario) y cebollino chino picado en láminas finísimas. ¿Y qué es eso del huevo balneario?: En los balnearios de Japón se utiliza el agua termal para hacer los huevos onsen con unos resultados increíblemente parecidos a estos huevos cocidos a 63ºC, con la clara sin terminar de cuajar, tierna y jugosa y con la yema cremosa como una salsa espesa, ni líquida ni sólida. Para los ramen se suele utilizar un huevo cocido, pero con este, el plato gana millas por un tubo.
También se puede acompañar de brotes de soja o de bambú.
Antes de pasar a la receta, quería contaros que lo preparé junto con Alex de Cuadernos de cocina oriental. Acordamos que cada uno se encargaría de un plato; yo haría el ramen y él prepararía un delicioso aperitivo a base de dumplins y wontons asiáticos (aunque al final los dos hicimos los platos a medias). Os dejo una foto de uno de ellos, unas gambas maceradas en salsa de pescado, guindilla y limón, luego envueltas en masa de wonton y fritas. Confío en que subirá la receta a su blog porque estaban realmente buenas:
Vamos con la receta del ramen [Seguir leyendo…]
Todos hemos tomado ramen instantáneos en casa, de esos que compras en paquetitos en las tiendas de chinos por menos de un euro el paquete. Y están buenos, por lo menos a mí me encantan, pero no tienen nada que ver con los ramen frescos o los que puedas tomar en un Ramen Shop en Japón (todavía no he encontrado ningún restaurante que sirva buenos ramen en España). Y qué placer hacerlos en casa, no dan mucho trabajo y no se tarda más de una hora entre el amasado, el reposado y el proceso de hacer la pasta con una máquina de las italianas. Lo único que necesitas es tener los ingredientes a mano y hacerte con una máquina para hacer pasta italiana.
Por el color que tiene mucha gente piensa que se hacen con huevo, pero nada más lejos, los dos ingredientes misteriosos, el carbonato potásico y el c. sódico hacen que la pasta sea alcalina, cambiando de color hacia el del huevo, y aportando esa deliciosa textura que se asemeja un poco a una goma elástica.
No os asustéis, tanto el carbonato sódico como el c. potásico se pueden encontrar en tiendas especializadas en productos químicos como Manuel Riesgo en Madrid. También podéis pedir kansui o lye water en tiendas asiáticas, una especie de agua alcalina que se utiliza para preparar este tipo de pasta (suele estar cerca de la zona donde de noodles).
Según Harold McGee la pasta es originaria del sudeste asiático, la típica de los salteados (así que la podrás encontrar seca en muchas tiendas de productos chinos; sólo la he encontrado fresca en una tienda de productos asiáticos por la zona del mercado de los Mosteneses).
Alrededor de 1900 los inmigrantes chinos los introdujeron en Japón (en China hay unos casi idénticos que se llaman lo mein), la primera tienda de ramen se abrió en 1910 y rápidamente se extendieron por todo su territorio.
Ingredientes:
Preparación:
Amasa [Seguir leyendo…]