Secreto de cerdo marinado con tomillo y especias de aquí y allí

Nada más fácil. El secreto va marinado durante 24 horas en tomillo, salsa de soja japonesa, salsa de pescado tailandesa, un poco de azúcar, ajo y galangal.

Luego se seca bien bien para ue se dore bien a la plancha y vuelta y vuelta. Y hay que dejarlo crudo en el centro, que lo de la triquinosis en el cerdo es de otra época, incluso se puede hacer menos que el de la foto. Dejamos reposar unos minutos y laminamos. Servimos con un lima para aderezarlo en el último momento.

El resultado, una carne sabrosa, con más matices y jugosa. Qué placer.  Umami, salado, algo dulce y ligeramente ácido.

Si la pieza hubiera sido de cerdo ibérico mejor que mejor, algo más grasa. Yy si además fuera de bellota, mejor aún, más fundente… una auténtica delicia.

 

Codornices en escabeche más jugosas (al vacío)

Seguro que habéis comprado alguna vez esas conservas de codornices que tienen un sabor maravilloso, pero que siempre, siempre, incluso las de mejor calidad, contienen aves sequísimas, especialmente su pechuga.

Para intentar hacer todo lo contrario, las preparé en casa, cociendo las pechugas a 55ºC y por separado los muslos a 63ºC cubiertos en su escabeche.

El escabeche que preparé llevaba:

  • Dos partes de aceite
  • Una parte de Jerez seco
  • Otra de una mezcla de vinagre de Jerez seco y vinagre de arroz al 50%
  • Sal, salsa de pescado
  • Aromáticos: los clásicos, pimienta, laurel, clavo, ajo, zanahoria y cebolla. Y para aportar unas notas cítricas, otros aromáticos de allí: jengibre, hojas de lima kaffir y lemongrass.

 

Preparación:

Saltea en el aceite la zanahoria, la cebolla, el ajo y el jengibre hasta que clareen pero no se doren. Añade el resto de los ingredientes, deja cocer unos 10 minutos y atempera.

Luego, echa a una bolsa las pechugas y a otra los muslos y cubre con el escabeche. Cuece cada una a su temperatura (55ºC y 63ºC respectivamente) durante unos 50 minutos.

Enfría rápidamente en agua con hielo al 50% y deja reposar al menos un día en la parte más fría de la nevera para que el escabeche penetre y aromatice la carne.

Final y presentación:

Sirve la carne a temperatura ambiente con un poco de cebolla y zanahoria, prueba la salsa, rectifica hasta que esté a tu gusto y viste la carne y una buena ensaladita con el juguito .

Ostras con jugo de pepino

Probablemente el mejor aliño que he tomado en muchísimo tiempo con las ostras y de las cosas más sencillas que hay. Las ostras que utilicé son las Especial Daniel Sorlut número 3 y el aliño sólo realza, dando todo el protagonismo a la ostra, que se lo merece.

Aliño: el jugo que suelta el pepino en el “encurtido express” de esta receta, mezclado con el jugo que ha soltado la ostra al abrirse.

Se termina con un poco de pepino picado para dar un punto crujiente y algo de cebollino.

Sabor increíble: salado marítimo, ligeramente suavizado por el dulzor y la acidez del encurtido. Y el sabor del pepino resalta la ostra de una manera original y muy sorprendente. Hay que probarlo

 

Comiendo en puestos callejeros y en pequeños restaurantes en China

Comer en la calle es uno de los placeres de los que no se puede prescindir en cualquier viaje por Asia; disfrutarás muchísimo, pagarás poquísimo y comerás variadísimo.

Ahí va un resumen de los distintos platos que tomamos – y sin enfermar ni una sola vez:

Sopas: si pienso en comida callejera en Asia, lo primero que me viene a la cabeza son las sopas, una auténtica delicia. Siempre sabrosísimas y baratísimas.

No tengo foto de esta, pero una de las más buenas que tomamos fue en Pekín, entramos por casualidad en un restaurante pequeñísimo que sólo servían dos cosas: una sopa de huesos de cerdo con lamen (fideos) de trigo impresionante, con algún que otro trozo de carne; si después te quedabas con hambre, podías pedir un plato increíble: traían los huesos con los que hicieron el caldo para que rebañaras los tendones que seguían adheridos al hueso. Simplemente increíbles.

La variedad de pastas que pueden acompañar una sopa es interminable: las pastas gruesas y rugosas típicas del norte, finas y redondas, muy parecidas a los espaguetis; también hay pastas de distintos colores, formas y texturas… Aquí puedes ver en un puesto la variedad de pastas entre las que se puede elegir:

Y entre los mejores ejemplos:

Una sopa de mollejas de pollo, buenísima

Una de tendones, probablemente mi favorita

Otra de falda de ternera

Si vas a Shangay tienes que perderte por los barrios más alejados e ir a comer una barbacoa de cordero que te puedes tomar en plena calle. Está pensado para grupos, te traen una barbacoa a la mesa con la pierna de cordero, los acompañamientos y salsas para que la prepares a tu manera. Si queda demasiado hecha no te puedes quejar.

Esto era increíble: una pasta finísima con sésamo, con un relleno de algún primo de la cebolla de sabor potente, bien reducido (no caramelizado, casi quemado)

 

Estos cubos de pasta de arroz no me volvieron locos, la textura era muy gelatinosa, bastante extraña. Se terminaban de saltear con chiles, ajo, cebolla y una salsa con base de soja.

Un día, por casualidad encontramos en plena calle un señor que iba andando con una caja, paró en una zona concurrida, abrió la caja y la gente se amontonó alrededor de él: vendía unos pasteles de nata cubiertos por una finísima masa algo elástica con sabor a durian. Una locura.

 

Manitas de cordero de un barrio musulmán

De vez en cuando veíamos una especie de pizza que se hacía sobre una plancha (ver al fondo) sin queso que no estaba mal

 

Típicos pasteles de arroz rellenos de pasta de alubias rojas

Los pao son una maravilla que no te puedes permitir no probar: masa de harina ligeramente dulce y cocida al vapor, rellena de carne o cualquier otra sorpresa (o sin relleno). Si están buenos son auténticos objetos de culto.

 

Meat floss o carne deshilachada: algo que no apetece nada – hasta que lo pruebas. ¡Es buenísimo!

Otro de mis favoritos, carne de cerdo seca macerada en una salsa dulce. Cuando la pides, le dan un golpe de calor en una barbacoa y queda increíble. Fabuloso. En realidad es una especialidad de Singapur, pero tiene tanta fama que lo venden en todos las grandes ciudades (perdonad, pero la foto salió malísima – por la luz, claro)

Esto fue mi perdición. Al lado del apartamento en donde estuve en Shangai vendían estos pastelitos de carne y miso que estaban increíbles. La masa, sabrosísima, dulce y dorada y la carne espectacular. Me tomé al menos uno cada día que estuve en Shangai.

 

Y al lado también vendían esta delicia: unos bollitos fritos con una masa parecida a la de los churros españoles, rellenos de huevo y verdura.

Este bollito fue mi perdición en Pequín: una masa deliciosa rellena de una carne deshilachada jugosísima (y grasa) que hacía las delicias de cualquiera.

Qué comer en Shangai

En el último año estuve 2 veces en la ciudad, fue una auténtica pasada. La primera vez, por trabajo, fui con una compañera de origen Chino que había estado ahí unas cuantas veces, me llevó a todos los sitios que conocía – y conocía mucho porque, como a mí, le apasiona comer; no sabes cómo lo pasamos y lo bien que comimos. La segunda fui por placer, en agosto y disfruté como un enano comiendo desproporcionadamente cada día. Lo más increíble es que en los mejores restaurantes de la ciudad no llegamos a pagar nunca (o casi nunca) más de 20€ por persona, ¡y eso que comíamos como si fueramos cuatro!

Es una ciudad que contiene toda la gastronomía de China: un día puedes tomar comida picante de Sichuán, otro una foundie china de influencia mongola (con cordero), dim sum, comida cantonesa, comida de Hunnan, pato Pekín, o de Yunan, o la típica de la ciudad, con influencias de los inmigrantes de todas las partes del país, una cocina sofisticada y cosmopolita, por no hablar de la comida que puedes encontrar en puestos callejeros… y todo a unos niveles de calidad impresionantes. ¡Ya estoy soñando con volver a comer ahí!

Si tuviera que escribir sobre lo mejor de los platos que comí en los dos viajes tendría que hacer un post interminable, así que sólo voy a hablar de lo mejor de lo mejor, lo más sugerente, lo más interesante y lo más imprescindible – muy a mi pesar porque hay tantas cosas que probar y tomar… bueno vamos con el tema.

El clásico desayuno chino, congee, arroz recocido, aquí acompañado de un poco de aceite de sésamo para dar sabor a un plato algo insípido. También se suele acompañar de huevo salado, huevos milenarios, carne de cerdo seca y convertida en hilillos (meat floss) o cualquier otro ingrediente de sabor intenso. El desayuno incluía unos rollitos pequeños (dim sum) y una tortilla

Empezando por los aperitivos:

Sopa agripicante ¿Hay algo mejor que empezar una comida con una sopa? Rotundamente sí: empezar con sopa agripicante

Medusas, sin mucho sabor, pero con una textura crujiente muy interesante

Pepino de mar, la parte externa de nuestras espardeñas, poco sabor, pero con una textura gelatinosa deliciosa

Gambas de río: cocidas lo mínimo posible, todavía cristalinas y cubiertas con harina antes de cocerse. Tiene un brillo mate (es así aunque parezca incompatible uno con otro) que es una delicia

Uno de los platos más delicados de toda la cocina china, una de las grandes especialidades de Shangai: un dim sum de cangrejo que contiene caldo en el interior y explota, derritiéndose en la boca con el primer bocado. Una auténtica delicia.

Pescado con forma de ardilla, una de esas cosas que tanto nos cuesta entender. Para que la carne se cocine rápida y uniformemente se corta parcialmente en dados, manteniéndose unido al resto del pescado y se fríe brevemente en aceite. Luego se sirve con salsa agridulce.

Salteado de setas “oreja de chino”: si encontráis estas setas frescas en algún supermercado, no dudéis en comprarlas tienen una textura insuperable

El clásico pollo borracho (drunken chicken), típico de la ciudad. Se sirve frío, con su caldito. En los últimos 10 años se estila servirlo con un poco de granita del caldo.

Y ahora, los platos fuertes de cerdo. Si lo anterior era delicioso, esto es la máxima del pecado de la delicia

Costillas frías: un clásico para empezar una comida

Panceta cocida en la clásica salsa roja, a base de salsa de soja. Sin palabras

El jamón de Shangai es una pasada y la gelatina que le acompaña, está de muerte (como veréis en el fondo, todas las comidas se acompañan con té caliente. Puede parecer sorprendente, pero está buenísimo, resulta muy agradable e incongruentemente refrescante)

Manitas de cerdo fritas: con esto ya está dicho todo, ¿hay algo más que comentar?

Y el plato estrella, no puedes irte de Shangai (o morirte) sin probarlo. Codillo cocido acompañado de unos bollitos cocidos al vapor y pak choi para rebajar. ¡¡¡El súmmum!!!