La idea de tomar pescado secado al sol, así de primeras, para muchos españoles resulta casi repulsiva. La verdad es que en principio a mí tampoco me apasiona esta idea; sin embargo, cuando se trata de calamares y gambas secas la cosa cambia completamente. Para mí son una auténtica delicia.

Los calamares frescos se suelen limpiar de vísceras, abrir y dejar secar al sol sobre una estructura de palos de bambú hasta que pierden gran parte de su agua, consiguiendo un sabor a cefalópodo mucho más concentrado. Luego los venden en puestos callejeros y en las playas. Te los preparan tostándolos ligeramente en una parrilla de carbón para potenciar su sabor y conseguir que queden más tiernos. En Corea, donde son mucho más populares que en Tailandia, son uno de los acompañamientos preferidos a una cerveza bien fría.

Si quieres hacerlos en casa, puedes secar calamares (o chipirones que son más pequeños y tardarían menos en secarse) con el horno a unos 60ºC hasta que hayan perdido gran parte de su agua y todavía queden flexibles. Luego los doras ligeramente en el grill ¡y a comer!.

En Madrid también puedes encontrarlos en las tiendas asiáticas de General Margallo, a un precio muy asequible y ahorrándote el engorro (si te lo parece) de secarlos tú mismo.

 

Las gambas secas también tienen un sabor muy bueno. Como suelen ser muy pequeñas, se suelen tomar enteras en ensaladas picantes y en sopas y curries. Cada vez que te comes una, notas un sabor intenso que recuerda a cuando tomas un plato al que se ha añadido en el último momento cristales de sal (tipo Maldon): al morderlas explotan en la boca aumentando el sabor de todo lo que tengas en la boca (a esto debe contribuir su alta cantidad de  inosinate, un nucleótido que también activa la percepción de umami), a la vez que también aporta su sabor a marisco. Quizás su textura algo dura sea lo menos agradable de este ingrediente.

 

En tercer lugar de preferencias, otra cosa que también me gustó bastante fueron unos pescados pequeñitos que van aderezados con azúcar, sal, GMS, guindillas secas y ahumadas y hojas de lima kéfir que también se toma como aperitivo. En Tailandia se venden como un producto para gourmets.

 

Los pescados secos incluso se venden como chucherías dirigidas al público infantil (y he visto que los niños se lo piden a sus padre en las tiendas para tomarlo con las mismas ganas que un niño de estos lares toma golosinas). En el supermercado se encuentran infinidad de «picas» de distintos sabores. Los probé, pero no me gustaron especialmente.

 

 

Y después hay otros tipos de pescados que como podréis entender al ver las fotos no tuve ningún interés en probar y que sólo os los pongo por curiosidad y por incluir en el post otros tipos de pescados secos que se toman en Tailandia.