Este es un plato que me encanta porque consigue combinar la textura del salmón crudo con el crujiente externo y los sabores derivados de las reacciones de Maillard que ocurren al dorar el exterior.
Ingredientes:
- Una pieza de salmón
- Zumo de media naranja
- 1 cucharadita de miso
- Un chorrito de salsa de soja
- Aceite de guindillas
Preparación:
Dora a fuego muy fuerte el salmón (yo lo hice en un fuego de inducción a máximo, creo que se hizo a unos 300ºC). Saca inmediatamente, mételo en una bolsa y esta a su vez en agua helada para cortar la cocción. El salmón tiene que quedar totalmente crudo por dentro y dorado por fuera. Os dejo una foto para que veáis qué aspecto tenía el salmón al sacarlo de la plancha:
Retira la piel y devuelve a la sartén para que se termine de hacer a fuego lento. Una vez hecha, quita el exceso de grasa con un papel absorbente y hasta que quede crujiente.
Mientras tanto, corta el salmón en piezas que quepan fácilmente en la boca. Para cortar, aprovecha la parte del salmón que tenía la piel encima porque es la parte que menor resistencia ofrece al cuchillo.
Luego haz la salsa mezclando los ingredientes de forma que el miso se note de fondo, pero no «invada» los demás sabores.
Aunque es lo más tentador, no te comas la piel hasta después de haber terminado de tomar el resto del salmón porque si no, su intenso sabor que no te va a permitir apreciar el tataki.
Kau says:
2 enero, 2012 at 14:13
La salsa o no he sabido hacerla o no le veo el punto.