Textura y sabor delicadísimos. Y de tamaño, más o menos la mitad de uno grande de gallina – o dos tercios del tamaño de uno pequeño 😉
Lo más curioso es que la clara no forma un gel tan denso como lo hacen los de gallina.
No son nada fáciles de encontrar – yo los probé por primera vez en París a través de alguien, pero no en tiendas. Puede que dentro de poco estén a la venta en la Pollería de los grandísimos Hermanos Gómez (Galería comercial Magallanes) en cuanto estén, actualizaré el post. Merecen la pena.