Esta es una adaptación del pesto que hice hace tiempo, pero sin gambas y con más ingredientes típicos tailandeses. La idea era la de hacer un pesto con ingredientes “paralelos” a los del pesto italiano, sustituyéndolos por ingredientes (y “puntos”) tailandeses.
La albahaca tailandesa al triturarla y mezclarla con el aceite pierde una parte importante de su sabor anisado, una pena, pero también es verdad que a este plato le va de maravilla porque reduce su fuerza.
Mojo tailandés para 4 personas:
- 4 puñados de hojas de albahaca tailandesa (la anisada)
- Cacahuetes tostados
- Una pieza de galanga del tamaño de la primera falange del dedo gordo bien picada (o sustituye por jengibre)
- Una cucharadita de salsa de pescado
- Zumo de una lima y su rayadura
- Queso parmesano rallado
- Guindillas “bird’s eye”
- Aceite de oliva extra virgen
Preparación:
Tritura todos los ingredientes hasta formar un mojo con textura, que queden trocitos.
Cuece la pasta (en este caso era pasta italiana de trigo de grano duro hecha con guindilla) y sirve una porción del mojo encima.
Para que la pasta quede bonita en el plato, sírvela con unas pinzas y da vueltas en el último momento
Y si te gusta, acompaña con un buen vino de Jerez bien seco, le va de maravilla.
Cartílago de pollo con pesto tailandés « Umami Madrid's; ácido, dulce, salado y picante… (Y a veces amargo) says:
11 noviembre, 2009 at 12:09
[…] El cartílago de pollo (la pieza alargada que se encuentra entre las dos pechugas al deshuesar el pollo) tiene una textura muy curiosa, a mitad de camino entre un hueso y una gelatina y al dorarlo en la sartén se consigue un punto crujiente que lo hace aún más interesante. En realidad todo lo que tiene es textura, lo que le fata es sabor, por eso lo acompaño del mojo de pesto tailandés. […]