Fuimos dos días a este restaurante porque nos encantó tanto la comida que sernvía como el ambiente y la amabilidad de las dos mujeres que trabajaban ahí. Era un pequeño restaurante con una barra donde cabían ocho personas y un reservado con una mesa baja para otras ocho personas (la mayoría de los restaurantes japoneses son pequeños y, como este, tienen capacidad para pocas personas). Como anécdota que me llamó mucho la atención que el primer día que fuimos coincidimos con una pareja habitual del restaurante, un hombre de negocios que estaba cenando con una geisha en el reservado. El sitio era increíblemente bonito. Llevaba abierto sólo 7 meses, y según lo que nos contó nuestro amigo japonés, es uno de los mejores sitios que hay en la ciudad de Otaru.
Tomamos innumerables platos, [Seguir leyendo…]