La semana pasada, de camino al trabajo, me encontré una gratísima sorpresa en una escalera que sube de Agustín de Betancourt a Modesto Lafuente, sube porque lo dice el texto y porque ella quiera, pero yo la bajo siempre.
Me produjo, y me sigue produciendo un gran placer ver cómo la obra de Cortázar cobra vida de forma inesperada y de una manera que al autor le hubiera encantado. El enormísimo Julio debe estará retorciéndose de alegría en su tumba al saber qué está pasando.
Mi más sincera enhorabuena a los cronopios que han dado vida al cuento sacándolo a la calle. Espero que me encuentren igual que yo econtré sus huellas. ¿Qué mejor soporte para unas instrucciones que el propio utensilio del que hablan? Para el próximo, ¡contad conmigo!
Os dejo el texto entero. Espero que os salte a la boca una sonrisa.
Instrucciones para subir una escalera
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. [Seguir leyendo…]