Uno de los grandes desconocidos de la familia del arroz que no encaja entre las dos grandes; ni es japónica (como nuestros arroces, los italianos o los japoneses), ni índica (como el arroz de jazmín).
Es el arroz estrella de la cocina de Laos, presente en todas las mesas en unos cestos de mimbre de una belleza increíble.
Merece la pena probar una variedad de arroz tan desconocida y tan poco habitual. Si queréis comprarlo, probad en tiendas asiáticas; se vende bajo su nombre inglés: glutinous rice.
Tiene una textura única, sus granos se adhieren entre sí y se come formando pequeñas bolitas de arroz con la mano. Es muy aromático, con un olor distinto, pero casi tan intenso como un arroz de jazmín.
No admite una cocción normal en agua – se deshace – , sólo se pude hacer al vapor. Para prepararlo hay que dejarlo en remojo unas 7 horas, escurrir unos 20 minutos y luego cocerlo al vapor durante otros 20 minutos con la tapa cubierta con un trapo para que no le caigan goterones de agua condensada, lo que estropearía su delicada textura.