Espero no ser el único rarito, pero mi recuerdo de infancia del sabor de pato es el del pato Pekín. En España no estamos tan habituados a tomar pato en nuestro día a día como se toma en Francia o China y al final acabamos reconociendo sabores de pato a través de nuestro histórico gustativo. La primera vez que preparé este platillo me quedé impresionado porque mi memoria gustativa me decía: «¡Esto sí que sabe a pato!»
Además la receta es facilísima, no tiene ni de lejos la ardua preparación de un pato Pekín, sólo hay que aderezar un magret de pato con los aromáticos habituales de un pato Pekín, dejar reposar en la nevera y dorar a la plancha.
Ingredientes:
Magret de pato
Para la mezcla de especias, haz más cantidad y reserva para próximos usos. Cantidades indicativas para un kg. de magret:
- 1% de sal sobre el peso del magret
- El triple de azúcar que de sal
- 1% de MSG – glutamato monosódico
- Un chorrito de whisky o ron oscuro
- Una pieza de anís estrellado
- Media pieza de cassia – la versión del sudeste asiático de la canela
- Una pieza de jengibre
- 3 dientes de ajo
- 1 chalota
- Un buen chorro de salsa Maggi
- Un buen chorro de salsa de soja (yo prefiero soja japonesa)
- Semillas de cilantro
- Pimienta negra
Preparación:
Antes de sazonar el magret, con un cuchillo bien afilado haz cortes en forma romboide sobre la grasa sin llegar a penetrar hasta la carne.
Tritura los ingredientes y sazona el magret de pato. Deja reposar en la nevera durante dos días – o al menos un día.
Seca bien el magret.
Dora en la sartén por el lado de la piel a fuego lento durante unos 10-12 minutos – ya sé que parece mucho, pero no lo es. Además así conseguirás fundir gran parte de la grasa y dorarla bien.
Después aumenta la intensidad del fuego, da la vuelta y dora por el lado de la carne. Deja reposar unos minutos y lamina finamente.