Cortes deliciosos escondidos en los pescados

Disclaimer: al contrario de lo que pasa (a veces, sólo a veces) en el blog, en este caso no se necesita de ningún ingrediente extraño, sólo una corvina y un poco de maña con un  cuchillo bien afilado.

El otro día compré una corvina salvaje y fresquísima, un pescado azul excelente que, como se consume poco en España, sigue siendo relativamente barato (unos 10€/kg) y me la llevé entera, sólo pedí al pescadero que escamara el animal y quitara las vísceras para poder luego jugar con ella.

Cuando llegué a casa me puse manos a la obra: terminé de escamar a pescado – siempre se dejan muchas escamas (que también reservé) y empecé a despiezar el bicho. Saqué los lomos, le quité espinas y los guardé para luego.

Los lomo los preparo a la plancha por el lado de la piel hasta que queda bien dorada y crujiente, luego hago ligeramente por el lado de la carne muy poco tiempo y vuelvo a dorar por la piel para que llegue al plato perfectamente crujiente. De esta forma consigo una carne muy jugosa y una piel extremadamente crujiente:

Pero vamos al tema, que esto no es lo importante de este post…

 

Pero claro, todavía quedaba mucha carne y empecé a pensar en cómo prepararlas. Lo que quería era resaltar las texturas tan distintas que se pueden encontrar en el pescado.

Vamos por partes (nunca mejor dicho):

La ventresca del animalillo (la pieza de carne que cubre las tripas) la limpié bien, retiré espinas y la telilla que recubre la pieza con cuidado de no llevarme más carne y la separé del lomo. Luego la hice a la plancha, dorando sólo por el lado de la piel. El resultado, delicioso, jugosísimo y muy original, una auténtica delicia.

Las escamas (sin foto). Fritas en aceite se pueden usar luego para potenciar el sabor a mar de pescados, a la vez que le damos un toque sorprendente y crujiente.

La carne adherida a la espina: después de sacar los lomos, retiré la carne que se quedó pegada a la espina central ayudándome de una cucharilla de postre. Dependiendo de tu habilidad con el cuchillo, sacarás una cantidad más o menos pequeña, suficiente  para hacer un pequeño tartar de aperitivo – adereza como más te apetezca, (si eres hábil con el cuchillo te quedarás corto con la cantidad; también puedes añadir un poquito de carne de la cola).

De la cabeza:

  • La cococha (bajo la mandíbula, se ve al fondo, en la foto de la ventresca, pero muy borrosa), con tantísima gelatina que se deshacía en boca. Muy parecida a las de merluza, pero con más carne y algo más melosas. Atención que esta es una pieza «egoísta», de las que no se pueden (ni uno querrá) compartir.
  • La carrillera (la pieza de carne que está detrás del ojo): buenísima y algo más dura que el resto.
  • El cogote: otra parte de la cabeza que queda muy buena, a la plancha o al horno. No resulta fácil sacar, pero merece la pena.
  • Otra opción deliciosa que sustituye a las tres anteriores es hacer un curry o guiso con la cabeza, como se hace en Singapur. Una auténtica delicia y por lo menos divertido si utilizas palillos para rebañar la carne de la cabeza.

Con la parte final de la cola, menos grasa mientras más se aleje de la cabeza, preparé un cebiche delicioso para aprovechar este corte que funciona peor sometido al calor. Una preparación poco clásica: el pescado cortado en daditos, con un poco de cebolla roja, huacatay, jugo de lima, guindilla y salsa de pescado vietnamita, que le va de perlas. Y como siempre en el blog, la lima sólo toca el pescado unos segundos antes de servirse.

Desde que me llegó este cuchillo de porcelana de Kyocera no he dejado de usarlo para verduras.

Tiene un filo increíble, más resistente que uno de acero. Y lo mejor, permite hacer cortes tan precisos y finos como este, fíjate cómo la cebolla queda casi transparente:

El huacatay es una hierba aromática que se usa mucho en Perú, pero no para ceviches; sin embargo, sus sabor fresco que recuerda a la menta aunque con un sabor más complejo, me encaja perfectamente con el pescado (seguro que los peruanos no están de acuerdo). Lo encontré en puestos latinoamericanos del mercado de Maravillas de Madrid. Es absolutamente deliciosa.

La piel a la plancha y crujientita (del corte que utilicé para hacer el ceviche) es uno de los mejores aperitivos para acompañar una gran cerveza. La hice a la plancha para un gran pequeño aperitivo de pescado intenso.

 

Entrelomo dorsal (nombre inventado, que no está nada mal, por cierto): en la parte superior del animal, entre los dos lomos y justo debajo de las aletas dorsales se encuentra un corte mágico, con una textura grasa y melosa impresionante, muy distinta a la de los lomos a los que está pegado y por supuesto, plagadito de espinas. Merece la pena tomarla así para darle todo el protagonismo que se merece y disfrutar de una textura a la que muy pocas veces se le presta suficiente atención. Para tomarla hay que ir peleándose para separar la carne de las espinas y hacerse con este gran tesoro. En Japón se suele tomar este corte de pescados planos en crudo, que también está buenísimo, pero no tiene nada que ver con la riqueza que le aporta el calor y el dorado del Maillard. Os recomiendo darle un toque breve de plancha a fuego bien fuerte por los dos lados. Un corte tan bueno como feo, probablemente el que más me gustó de todos; incluso les encantó a mis sobrinos de 8 y 6 años. 

La zona de la oreja (bajo la aleta temporal, entre la cabeza y las agallas). Es una pieza con muchas espinas, pero como ya casi todos somos  mayores, podemos tomarla sin problemas, ¿no? dorada bajo el grill del horno queda deliciosa, con su piel crujiente y su carne melosa e intercalada de espinas. La preparé aderezada con un poco de «ponzu instantáneo»: salsa de soja, vinagre, zumo de pomelo rosa y lima que le aportó un sabor fresquísimo y ligeramente dulce. A propósito, con este corte no es tan buena idea comer con palillos ;).

Es increíble lo que puede dar de sí lo que normalmente tiramos, obteniendo resultados sorprendentes y sabrosísimos a la vez que estiramos nuestro presupuesto.

Nhem tadeua con arroz Sundari

Hoy empezamos con una nueva colaboración con el blog de arroces Sundari.

En el primer post hablo de una gran receta laosiana de arroz «en texturas» (siento utilizar esta descripción, tan manida como el aceto balsámico concentrado, pero no se me ocurre mejor expresión).

Os dejo las primeras frases, pero para la receta, tendréis que ir a su blog:

En un primer momento uno puede pensar que se trata de un sencillo salteado de arroz, pero es mucho más complejo de lo que a primera vista parece; combina un arroz muy jugoso con otro muy, muy, muy crujiente. Primero va cocido, luego se adereza, se forman bolas y se fríe consiguiendo un crujiente delicioso – una especie de socarrat asiático; luego se adereza y ya está listo para comer acompañado de lechuga como bocadillo que envuelve el arroz de una frescura deliciosa Y para leer más podéis hacerlo pinchando aquí

Terrina de manitas de cerdo

Receta barata, facilísima y deliciosa, una manera distinta de tomarse unas manitas:

  • Compra unas cinco manitas de cerdo bien hermosas, (nunca pies, que no tienen casi nada más que huesos).
  • Blanquea unos 5 minutos en agua hirviendo y tira el agua.
  • Cuece en olla rápida unos 20 minutos con los aromáticos que más te apetezca (yo usé salsa de pescado, sal, azúcar, canela, anís estrellado, pimienta, cebolla, laurel y ajo).
  • Deja enfriar en el caldo.
  • Retira las manitas y reduce el caldo a 1/4 de su volumen.
  • Mientras tanto deshuesa y rompe en piezas pequeñitas.
  • Pon las piezas en un molde y añade un poco del caldo reducido hasta cubrir.
  • Deja cuajar en la nevera, al menos un par de horas o tres.
  • Corta como más te guste y adereza con unas gotas de lima y su ralladura, aceite de sésamo picante y unos cristales de sal Maldon.

Hiroshima mon amour

Los japoneses también tienen su «tortilla » y estoy segura que los que pueden preparar una bonita tortilla tradicional española no tendrán ningún problema con esta versión oriental…

Había probado algunos okonomiyakis en Londres y en París e incluso hice algunas pruebas en casa con un poco de harina especial para okonomiyaki, pero siempre quise probar uno en un restaurante en Japón. Cuando finalmente llegamos a Hiroshima, no hace falta decir que mi interés en probar un okonomiyaki era mucho más alto que mis ganas de visitar el Peace Memorial museo 😉 … Pues sí, ¡a veces soy nada más que un estomago con piernas….!

 

Después de leer estas líneas, algunos de vosotros os preguntaréis «pero bueno, ¿qué es esta cosa O-ko-no…. blabla???”. Vamos a empezar con el nombre: お好み焼き…eso no os sirve tampoco, vale. Básicamente okonomiyaki significa » lo que te guste, a la parrilla”.
Yaki = cocido a la parrilla
Okonomi = » lo que tú quieras»

Así que, por supuesto, eso significa que no hay «una» manera de preparar un Okonomiyaki, el cliente va eligiendo los ingredientes que quiere para su tortillita.
Hay dos tipos de Okonomiyaki. El de Kansai u Osaka, en la que los ingredientes están mezclados en una masa y luego cocidos a la parrilla. El de Hiroshima, lleva una pequeña crêpe – tipo panqueque – hecho a la parrilla y luego se añaden los otros ingredientes en la parte superior. El estilo Hiroshima utiliza mucho más col que el estilo de Osaka y también puede incluir fideos salteados.

Sugerencias de ingredientes, para 2 okonomiyakis:

  • 100g de Harina para Okonomiyaki
  • 120 ml de agua
  • 3 huevos
  • 150 g de col
  • 60 g de brotes de soja
  • 6 lonchas de bacón
  • 2 porciones de Fideos de huevo
  • Salsa para Okonomiyaki
  • Mayonesa
  • Cebolleta o cebollino
  • Una pizca de Aonori (algas en polvo)
  • Un puñado Katsuobushi (Bonito seco)
  • 1 cucharadita de jengibre encurtido picado

Preparación:

Empieza por cortar la cebolla y la col lo más fino posible.

Coge un bol y mezcla la harina para okonomiyaki con el agua y 1 huevo hasta obtener una masa suave y sin grumos.
Coge una sartén echa un poco de aceite vegetal y caliéntala a fuego medio.

Añade un poco menos de la mitad de la pasta a la sartén. Recuérdate que no deberías hacer el círculo demasiado ancho pues que será difícil de mantener su forma.

Añade la col y luego los brotes de soja en la parte superior de la masa y cubre con 3 lonchas de bacón.

Deja el okonomiyaki cocer durante unos 7 a 10 minutos antes de darle la vuelta con una espátula para cocinar por el otro lado.
Mientras que el otro lado del okonomiyaki esta cocinándose durante 7 a 10 minutos, coge otra sartén y cocina 1 porción de fideos según las instrucciones del paquete. Quita los fideos de la sartén y límpiala un poquitín con papel de cocina.

Rompe un huevo en un bol y échalo en la sartén que has usado para los fideos. Coloca los fideos encima del huevo y el okonomiyaki (de la otra sartén) sobre los fideos.  Deja cocer durante 1 a 2 minutos.

Una vez hecho esto decora con salsa para okonomiyaki y mayonesa. Añade por fin lo que te da las ganas: cebolleta, algas Aonori, katsuobushi, jengibre encurtido, etc.

Repite todo el proceso de nuevo para el segundo okonomiyaki ¡y ya está!

Comentarios:

Por supuesto si no tienes todos los ingredientes sugeridos, no te preocupes, piensa que es como una pizza y se puede substituir un ingrediente para otro.

La harina para okonomiyaki puede ser difícil de encontrar y se puede usar harina y dashi en polvo

Además, no te preocupes por medir las cantidades de manera muy precisa, ¡la receta es muy flexible!
Es común añadir verduras, o usar ingredientes de temporada, mariscos (pulpo, calamar, etc.)

¡Diviértete!

Cuando el salmón se pone rosado

¡Sorprende a tu familia o amigos e invítales a tomar una tapita de tu nueva experiencia culinaria!

Para preparar un entrante para 6 amigos necesitarás un filete de salmón sin espinas de 800 gr marinado durante unas 4 horitas. Lo que uso para marinar está al alcance de todos: 2 remolachas cocidas y trituradas, 4 cucharadas de salsa de soja y 1 trozo de 1 cm de jengibre. Tardas 5 minutitos en hacerlo.  Después de marinarlo, 10 minutitos más: solamente queda cortar el salmón en lonchas (no muy finas tipo ½ cm). Éxito garantizado.

Salmon marinado con remolacha, peras chinas, hierba chincho, crème fraîche y pimienta negra

Mis sugerencias de acompañamiento son:

  • Tomar el salmón con un poco de crème fraîche y salsa de soja buena
  • Probarlo con hierbas aromáticas como cebollino, menta picada o, como en la foto, con chincho (una hierba peruana que hemos encontrado en el mercado de Maravillas)
  • Para equilibrar el fundente del salmón recomiendo algo crujiente tipo el Pergamena di pana de Cerdeña  o unas láminas de pan tostadas

 

Ensalada de Daikon con salsa vietnamita

Tengo poco mérito con esta receta ligerita que tomé cuando fuimos a visitar mi familia en París en agosto, es la de mi madre. Ella la suele hacer sobre todo en el verano porque es refrescante y va muy bien con carnes a la barbacoa.

Hace un par de días compramos un daikon en c/ General Margallo (Madrid) para intentar hacer la ensalada que tanto nos encanta. El daikon, o rábano japonés tiene “un color similar al de la chirivía. El rábano es más redondeado y con la textura más crujiente. Sobre el sabor, nada que ver por supuesto, el rábano japonés es picante, su sabor es muy aproximado al de los rábanos comunes.” (Extracto de gastronomiaycia.com )

Ingredientes, para 4 pax:

  • 1 daikon
  • 1 tomate para ensalada
  • 1 zanahoria
  • 4 piparras
  • ½ cebolla morada
  • ½ diente de ajo picado
  • Cilantro
  • 3 cucharadas de vinagre de arroz o zumo de lima
  • 3 cucharadas de salsa de pescado
  • 1 cucharita de azúcar

Preparación:

  • Lava todas las verduras

Quita la piel del daikon, y córtalo en láminas finas (con una mandolina si tienes). En un cuenco mézclalo con una cucharada de sal y déjalo una horita.

  • Mientras, corta el tomate, ralla la zanahoria, corta la cebolla y pica el diente de ajo. Todos estos ingredientes van juntos en el mismo cuenco.
  • Aclara el daikon con agua fría y exprímelo poco a poco para quitarle su jugo salado. Mezcla con el resto de los ingredientes.
  • Ahora solamente falta aliñar. A tu gusto, echa vinagre de arroz, salsa de pescado y azúcar. Mezcla bien, prueba el sabor y rectifíca si hace falta. Transfiere a una fuente y decora con una hojas de cilantro.

Para este plato usé una tabla de bambú que tenemos desde hace un par de meses. Hecha de bambú natural, es buena para el medio ambiente y por sus características, garantiza la correcta conservación del filo de la hoja del cuchillo durante mucho tiempo. A diferencia de otras superficies duras, la tabla amortigua y ayuda a  tener un control  total sobre la precisión del corte del alimento, ya que es suave y totalmente antideslizante para el cuchillo.

Es un buen sustituto a las tablas de madera y perfecto por su  gran dureza, pero además de ser naturalmente antibacteriana… ¡tiene un diseño bonito!Bueno, como puedes ver, la receta es bastante fácil… ¡esta vez, no necesité llamar a mi madre para que me ayude! 😉